sábado, 10 de octubre de 2015

MARTE DE RIDLEY SCOTT

TRAILER DE LA PELÍCULA MARTE BASADA EN LA NOVELA "EL MARCIANO"



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ESCRITO POR DANIEL MARÍN BLOG NAUKAS

Pocas veces una novela de ciencia ficción ha tenido un éxito tan grande fuera del ámbito habitual de este género como El marciano (The Martian, Andy Weir, 2011). Si además la novela está centrada en la exploración tripulada del planeta rojo, la sorpresa es todavía más grande. El marciano ha logrado un éxito espectacular que ha roto todos los moldes. De hecho, creo que no recuerdo ninguna obra parecida con un impacto tan grande entre el gran público. Tendríamos que remontarnos a la monumental y excesiva -en todos los sentidos- Trilogía Marciana de Kim Stanley Robinson, publicada en los años 90, para encontrar un fenómeno similar. 

Curiosamente, El marciano es prácticamente la antítesis de la obra de Robinson, famosa por su complejidad y su prosa exquisita. La novela de Weir, casi un relato corto o un guión de cine, es directa, repleta de acción y con apenas personajes, unos ingredientes que sin duda explican su éxito. En El marciano, Weir nos cuenta la odisea de un astronauta de la NASA, Mark Watney, abandonado en Marte por sus compañeros de tripulación después de darlo por muerto. Aunque en un principio Watney tiene todas las papeletas para morir en el planeta rojo, gracias a su inteligencia y preparación comenzará a idear un plan tras otro para mantenerse vivo desafiando las brutales condiciones de Marte y las limitaciones de la tecnología que tiene a su disposición. 

 Paradójicamente, el gran acierto de El marciano es que en él Marte juega un papel secundario. El planeta rojo se nos presenta como el entorno hostil definitivo, un personaje maligno decidido a arrojar todo lo que tiene contra Watney, quien se empeña en sobrevivir contra todo pronóstico y nos demuestra que, además de tener the right stuff, es un auténtico McGyver espacial. Porque, en realidad, El marciano es una historia de supervivencia extrema, un atractivo relato atemporal del individuo contra la naturaleza, que, con ligeros cambios, podría haber estado ambientada en la Antártida o en el Sáhara. El protagonista de El marciano no es Marte, sino la ciencia y el ingenio del ser humano. Otras novelas sobre Marte se han esforzado por aportar detalles científicos del planeta de forma más o menos precisa, con el inconveniente de que todas ellas se han quedado obsoletas a la luz de los últimos descubrimientos (sí, también la Trilogía Marciana de Robinson). Esto no ocurrirá con El marciano, donde la odisea de la supervivencia de Watney solo será superada por los acontecimientos cuando un ser humano ponga el pie en Marte. 

Desde el punto de vista técnico, los vehículos y aparatos que aparece en El marciano son similares a los descritos en la famosa estrategia Marte Directo de Robert Zubrin. Al tratarse de una obra de ficción hay algunas licencias dramáticas desde el punto de vista de la tecnología implicada que se pueden disculpar. Cierto es que determinados detalles técnicos no son del todo correctos (como el uso de nitrógeno en escafandras de presión, el funcionamiento de los generadores de radioisótopos, los pormenores de los lanzadores chinos, los procedimientos de actividades extravehiculares o los métodos de acoplamiento en órbita), pero en ningún momento estos fallos empañan de forma irreversible la calidad o el ritmo de la obra. También hay algún que otro pequeño error referente a la descripción de Marte, pero la mayoría son igualmente comprensibles. El único punto flaco en este sentido es la tormenta de polvo que al comienzo de la novela deja varado a Watney en el planeta rojo; lamentablemente, incluso los vientos marcianos más fuertes no tendrían efectos tan espectaculares. Estos gazapos y el ritmo quizá demasiado trepidante de la trama se pueden perdonar si recordamos que se trata de la primera novela de Weir, una obra que además tiene el mérito haber sido inicialmente autopublicada en la red sin que mediara una editorial de por medio. El marciano es una novela fresca y sumamente entretenida que se lee de un tirón. El estilo socarrón empleado por Weir contrasta agradablemente con el dramatismo de la historia y hace que su lectura sea más que agradable. De paso, El marciano ha logrado que el gran público se interese por los entresijos de la exploración tripulada de Marte. Como espaciotrastornado y martetrastornado que soy, no se puede pedir más. Nadie se sorprenderá si decimos que El marciano será llevada a la gran pantalla de la mano de una producción de la que ya hablaremos por aquí en detalle. 

danielmarin.naukas

jueves, 6 de agosto de 2015

Mars Trek y Experience Curiosity

El laboratorio de propulsión a chorro de la NASA, ofrece al público en general y a los frikis de Marte en particular, nuevas aplicaciones interactivas para visitar el planeta rojo desde casa. 

Mars Trek 

Te encontrarás una especie de Google Earth, con la posibilidad de observar un globo 3D en el que se vierten los datos de más de 50 años de exploración por parte de la NASA. Podrás visualizar imágenes en 2D y 3D o descubrir los puntos de interés de las misiones llevadas a cabo en un entorno increíblemente detallado que hará las delicias de todos los curiosos. 

Aquí enlace Mars Trek

Experience Curiosity 

Este simulador te brinda los controles manuales del Curiosity, el último astromóvil de la NASA en circular por Marte, pudiendo acceder a distintos ángulos de cámara, ver lo que el propio Curiosity está grabando y seguir un tour en el que te explican mucho más sobre la zona a explorar. 

Aquí enlace  Experience Curiosity



miércoles, 13 de mayo de 2015

Puesta de Sol Abril 2015







Recuerdos del pasado



La catástrofe nació con código genético programado. El fin de La Humanidad tenía fecha de caducidad. 

Décadas atrás algunos científicos predijeron el Apocalipsis con poco éxito. La aproximación a nuestro planeta del cuerpo celeste 2181F1Q3 amenazaba con modificar nuestro eje rotacional y acercarnos a nuestro satélite con resultados devastadores. Además había que añadir otro integrante a la reunión, un gran Evento Carrington (el ciclo solar anunciaba que la peor tormenta solar de todos los tiempos se acercaba), previsto para las mismas fechas. 

La Comunidad Científica, en bloque, les dio la espalda, acusándoles de locos catastrofistas mensajeros de conspirativas teorías del Caos. 


El Grupo Hepta, (denominación de los científicos, ingenieros y técnicos que secundaban la idea de la catástrofe), redobló los esfuerzos para comunicar los resultados de sus cálculos, sin comprensión… 

Buscaron la ratificación científico-práctica de sus teorías. Diseñaron y construyeron laboratorios que les permitieron reproducir los elaboradísimos y complejos estudios, tantas veces como les permitió su conocimiento. Cada prueba que realizaban daba certeza a sus conjeturas y, en tiempo real, era conocida por toda La Comunidad Científica. A pesar de todo fueron desacreditados en cualquier oportunidad… y lo peor era que la sociedad tampoco les creía. 

Su cruzada tuvo unas pequeñas recompensas, nuevos miembros de la comunidad se unieron a ellos. Recalcularon absolutamente todo, desde el principio hasta el final. Idearon nuevos protocolos de sistematización, cálculo y análisis, recrearon los resultados con complicados programas informáticos, revisaron los datos, en su totalidad sin parcialidad… y volvieron a repetir desde cero… la búsqueda de errores concluyó dando el resultado no deseado: “Tras el impacto, el cambio que se producirá en la Tierra será incompatible con la vida”. 

Al límite de la extenuación realizaron un cambio de rumbo y decidieron dedicar los esfuerzos a preservar el futuro de la Humanidad. 

El Grupo Hepta formó una red capilar en todos los países, intercomunicados y estratégicamente posicionados en el interior de los núcleos duros de la comunidad científica tradicional y además, muy cercanos a los gobiernos de cada país, donde gozaban de cierta influencia y podían conseguir la financiación que precisaban. 

El Grupo se fraccionó en numerosas divisiones piramidales con un experto principal, dos secundarios (posibles sustitutos del principal en caso de necesidad) y su equipo. Ellos serían determinantes y resolutivos en sus campos, se dedicaban en cuerpo y alma a sus fragmentos del gran plan, desarrollaron las herramientas adecuadas para que los resultados de sus estudios y ensayos fueran irrefutables. 

Buscaron y encontraron la financiación necesaria que les permitió la independencia económica necesaria para concluir diversos proyectos. Uno de ellos fue la finalización de la base Mars1. La principal aportación del grupo (la más importante) fue el personal para la colonización de Marte. La cualificación física podía ser una traba para algunas personas importantes del grupo… se falsearon pruebas ya que la prioridad era la mente. 

Rescataron una investigación, suspendida por la crisis económica mundial, sobre un material flexible, insumergible y capaz de resistir temperaturas extremas con el que querían construir plataformas para la exploración de los satélites Europa y Encelado. Descubrieron una derivación del producto que añadía un factor inesperado, el material se convertía en intuitivo y se adaptaba a los estímulos externos, es decir, mutaba para colocarse en situación de máxima resistencia. Se realizaron innumerables pruebas, en las condiciones más extremas conocidas, temperatura, abrasión, líquidos, gases, impacto… nada conocido podía penetrar, ni siquiera dañar externamente la bola de material, el producto final era indestructible. Analizando las moléculas resultantes de las pruebas observaron que estas eran “nuevas”, no eran las mismas que al inicio de las pruebas… el material se regeneraba, reparaba a sí mismo. Las plataformas Continental ya disponían del material. 

Existía un pero, era muy costoso fabricar este material en grandes cantidades, un solo gramo consumía tantos recursos y energía como la necesaria para iluminar una ciudad de 1.000.000 de habitantes durante 100 días, ininterrumpidamente. 

La división MAT de Hepta consiguió una reducción de costes significativa y una producción más simplificada. Los costes seguían siendo excesivos. La solución vino inesperadamente, El Evento Carrington preocupaba mucho a todos los países (que estupidez, eso sí que les preocupaba), todos los sistemas de comunicaciones podrían sufrir deterioros irreparables. Y de ello se aprovecharon, implicaron y convencieron a todas las potencias que gracias a ese material se podrían construir plataformas que permitirían acercarse al Sol, como nunca se había soñado y, por tanto, estudiar el fenómeno solar con gran fiabilidad y predecir su exacto comportamiento en el futuro. El dinero corrió por sus manos. 

El plan culminó correctamente. Cincuenta y siete años fueron necesarios para que el esfuerzo y tesón de unos pocos permitiera que La Humanidad, aunque diezmada, pudiera subsistir y comenzar de nuevo. 

 Ese sería su legado y nosotros sus destinatarios. 

 DESTRUCCIÓN 

16 de Enero de 2236 

Veinticuatro voluntarios, repartidos en seis plataformas Continental, decidimos seguir en nuestros puestos y quedarnos en la Tierra para recoger datos y analizar la situación resultante de la catástrofe más terrible de la historia de la Humanidad… si conseguíamos sobrevivir. 

Treinta días para la llegada del visitante que transporta la destrucción total. Treinta días de recolección de datos que más tarde serán analizados y tal vez podrán ayudarnos a asimilar la catástrofe y sus consecuencias. 

Ni siquiera podíamos comunicarnos entre nosotros, las plataformas se bloquearon para que el Gran Evento Carrington no afectará a los equipos de comunicación y transmisión, era nuestra debilidad, que en algún momento de la historia futura, deberíamos resolver. 

16 de febrero de 2236, la tierra tiembla, se resquebraja.

Autor: José Cascales Vázquez

jueves, 23 de abril de 2015

Fobos y Deimos en lugar de Marte



NASA a largo plazo prevé más factible la visita tripulada a las lunas de Marte que al propio planeta rojo. Una de tanta razones es el motivo económico, los costes se reducid irían considerablemente, no es lo mismo, por ejemplo, escapar de la fuerza de gravedad de un planeta que de una luna, supondría mucho combustible. 

Otro factor es su propio tamaño; explorar la superficie de Marte llevaría tiempo con el añadido extra de los factores climatológicos, como las fuertes tormentas de arena que suelen asolar la superficie de Marte incluso cubrir todo un hemisferio durante meses, las lunas no tienen atmósfera por lo tanto no hay ese problema. 

La tripulación se reduciría a cuatro astronautas, no a seis, como se llevaba pensando, así que menos riegos a perder vidas humanas y costes menores. Con dos astronautas en la superficie de las lunas y los otros dos orbitando alrededor de ellas en el llamado hábitat, es suficiente para los intereses científicos. 

Un dato curioso que hay que destacar respecto a esta lunas, es que la gravedad en ellas no es uniforme, es decir, su forma no es redonda como nuestra luna, Fobos y Deimos son irregulares, por lo tanto habrá variaciones en la fuerza de gravedad que pueden afectar no solo a los astronautas sino a la velocidad de escape de sus naves. Es decir, tienen que calcular muy bien la fuerza que necesiten para abandonar no sólo la superficie de las lunas sino también las propias orbitas, un pequeño fallo supondría perderse en el espacio. 



El Vehículo de Exploración Presurizado, es que se posará en la superficie de las lunas y tiene capacidad de soportar de 14 a 50 días, aunque lo ideal sería que el propio hábitat descendiera a la superficie para evitar al radiación de Marte, recuerda que no hay campo magnético que lo proteja. La misión principal sería la recogida de muestras y así saber un poco más de la formación de estas lunas o también transformar las lunas en base de operaciones para explorar el planeta rojo con robots.

Desirée

domingo, 4 de enero de 2015

Reserva de agua en Marte




Es un hecho científico que existe agua en Marte. La mayor parte corresponde a hielo de agua en las regiones polares o en áreas subsuperficiales cerca de zonas temperadas. La presencia de H2O ha sido confirmada en numerosas ocasiones y, hoy en día, los canales que marcan la superficie, la arcilla y depósitos minerales nos cuentan que alguna vez fluyó agua en el Planeta Rojo. Los sondeos geológicos recientes proporcionan más evidencia de que la superficie de Marte albergó agua líquida hace miles de millones de años. Pero, ¿dónde fue el agua? Y, ¿exactamente cómo y cuándo desapareció? 

Las respuestas pueden encontrarse en la Tierra, gracias a los meteoritos marcianos que indican que puede haber una reserva global de hielo bajo la superficie. Investigadores del Instituto de Tecnología de Tokio, el Instituto Lunar y Planetario en Houston, la Institución Carnegie de Ciencia en Washington y la División de Ciencia de Exploración e Investigación de Astromateriales de NASA, examinaron en conjunto tres meteoritos marcianos. Encontraron muestras de agua que contenían átomos de hidrógeno que tenían proporciones de isótopos distintas de las que se encuentran en el agua del manto y la atmósfera de Marte. 







Este nuevo estudio examinó meteoritos de diferentes periodos del pasado de Marte. Lo que descubrieron los investigadores parecía indicar que pudo haber existido hielo de agua bajo la corteza intacto durante largos periodos de tiempo. La importancia de este hallazgo es que “la nueva reserva de hidrógeno (suelo congelado y/o corteza hidratada) da cuenta, potencialmente, del agua superficial ‘perdida’ de Marte”, dijo a Universe Today el profesor Tomohiro Usui, autor principal del paper. Básicamente, hay un vacío entre lo que se cree que existió en el pasado y lo que se observa hoy en forma de hielo de agua. Los hallazgos hechos por Tomohiro y el equipo internacional ayudaron a dar cuenta de ello. “La existencia total de agua superficial ‘observable’ actual (la mayor parte como hielo polar, ~10E6 km3) es más de una orden de magnitud menor que el volumen estimado del agua superficial antigua (~10E7 to 10E8 km3) que se cree que cubrió las tierras bajas del norte”, dijo Tomohiro. 


La falta de agua en la superficie marciana actual era un problema para los defensores de la antigua existencia de grandes masas de agua en forma de océanos y lagos. En su estudio, los investigadores compararon el agua, isótopos de hidrógeno y otros elementos volátiles dentro de los meteoritos. 






Los resultados de estos análisis los forzaron a considerar dos posibilidades: En una, la reserva de hidrógeno recientemente identificada es evidencia de hielo cerca de la superficie mezclado con sedimentos. La segunda posibilidad, que parece más probable, es que procede de roca hidratada que se encuentra cerca de la parte superior de la corteza marciana. “La evidencia es la composición de isótopo de hidrógeno ‘no atmosférico’ de esta reserva”, dijo Tomohiro. “Si esta reserva se encuentra cerca de la superficie, debería interactuar fácilmente con la atmósfera, resultando en un ‘equilibrio isotópico’. La huella no atmosférica indica que esta reserva debe estar presente en algún lugar de este planeta rojo, como en suelo congelado”. 



Aunque el problema del “agua marciana perdida” sigue siendo controversial, este estudio puede ayudar a cerrar la brecha entre el supuesto Marte cálido y húmedo del pasado y su gélido presente. Este estudio, junto con otros llevados a cabo en la Tierra –como también las cantidades masivas de datos transmitidos por los rovers y orbitadores marcianos- están ayudando a allanar el camino para una misión tripulada que la NASA planea realizar en la década de 2030.


Cosmonoticias

sábado, 3 de enero de 2015

Future Martian Base






ROVER

Se utilizará para inspeccionar la zona si hay riesgos para La Base tras una tormenta de arena. Dispondrá de palas adecuadas para la retirada de grandes cantidades de cúmulos arenosos. 

También se utilizará para transportar rocas marcianas. Para este cometido, el explorador tendrá que sacar las rocas del Rover e introducirlas en el Laboratorio desde su exterior, a través de un compartimento asilado. De este modo se evita entrar y salir repetidamente por la EVA del Laboratorio. Una vez introducidas las muestras de rocas desde el Rover, podrá acceder al Laboratorio por la escotilla exterior de la misma. 

El vehículo dispondrá de un sistema de control remoto y se podrá dirigir desde la Sala de control y desde el mismo traje espacial. En caso de que quedara atrapado en el exterior, podría activar el control remoto para liberase. 

Se compone de un chasis de aluminio con doce ruedas (no neumáticas, sino de malla de acero) y dos asientos, con una altura de 1,80 m en su interior. El peso en carga es de 600 kg. 

En la parte delantera contiene las baterías, la unidad de proceso de información y la unidad direccional del sistema de navegación, así como el control electrónico de marcha y dirección. La parte central soporta los asientos de los astronautas, la consola de control y la palanca de dirección situada entre ambos asientos. La parte posterior sirve para el transporte del equipo científico. 

Cada rueda tenía su propio motor eléctrico, alimentado por dos baterías de 36 voltios, además de una de reserva y se había estimado su vida útil en 75.000 revoluciones, es decir unos 180 km. 

La velocidad que alcanza es de unos 40 kilómetros hora, también transporta antenas de bajo alcance, repetidores de las comunicaciones radio en directo con la Tierra, telecámaras, fotocámara, perforadora del suelo, pinzas para recoger muestras, magnetómetro, herramientas… 

El sistema de navegación debe permitir a los el regreso a la Base y se basa en un sistema de movimiento por estima a partir de un punto conocido que determinaba constantemente la distancia recorrida y la dirección. 

Un indicador de posición señalaba la dirección del vehículo, orientación, distancia total recorrida y distancia a la Base. Mantenimiento: -Nivel de presión del Rover. -Paneles solares/eólicos. -Estado de los neumáticos. -Sistemas eléctricos.

Desirée
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